En una pequeña ciudad egipcia, perdida por la zona del Delta, reina la calma y la vida tranquila que el río Nilo brinda a sus habitantes, transmitiendo con sus elementos la bondad, el crecimiento y la esperanza. En la línea del horizonte desaparecen inmensos campos de trigo y algodón, eclipsados por innumerables palmeras, símbolo de fertilidad, prosperidad y riqueza en Egipto.
Estamos hablando de Shebin El-Kom, lugar de nacimiento del difunto Mohamed Saleh El-Ibiary, el hombre que había iniciado y establecido la primera fábrica de procesamiento de moassel de la hoy conocida mundialmente marca de tabacos Nakhla, en 1913. El proyecto individual y humilde que comenzó El-Ibiary bajo el símbolo de la palmera hoy día continúa en pie, regido por la descendencia de esta familia.
El sueño, hoy cumplido, y emblema de ese emprendedor proyecto iniciado por El-Ibiary fue la distribución de sus productos a nivel de la pequeña ciudad, y la exportación de éstos a lugares más lejanos. El difunto líder de la compañía Nakhla se basó en la relación directa entre el cliente y la fábrica, y en la calidad en el procesamiento y venta del moassel. La historia de la prestigiosa marca de tabacos Nakhla abarcará aproximadamente un siglo, situándose hoy en día entre las cien más exitosas empresas en cuanto a producción y exportación.